martes, 14 de agosto de 2012

Dia 10, Ginebra - Madrid

El dia amaneció despejado. Recogimos todo y lo empaquetamos lo mejor que pudimos en las maletas, que iban a permanecer en el hotel hasta que volviéramos por la tarde a recogerlas, justo para ir al aeropuerto.

Nada más salir del hotel después de hacer el check-out empezó a llover... y los chubasqueros en la maleta (claro que el dia anterior tampoco los habíamos usado y si los teníamos más a mano). Llegamos a la Gare Cornavin, la estación central de Ginebra y compramos un bollo a la espera de que escampara un poco.

Bajamos dando un paseo hacia el Lago y de allí subimos hacia la catedral nuevamente. Esta vez sin embargo, la dejamos atrás y nos dirigimos hacia el muro de los reformadores, momento que aprovechamos para sacar alguna foto al Gran Teatro de Ginebra.
Gran Teatro de Ginebra

Entramos en el parque en el que se encuentra el muro y nos detuvimos a observarlo detenidamente, admirando el trabajo.






Cuando lo hubimos leido todo y sacado montones de fotos seguimos andando hacia una de las calles importantes (al menos por el número de tiendas), la Rue de Rive por la que dimos un tranquilo paseo.

Como después de ver algunas tiendas con chocolates en el escaparate se nos había abierto el apetito nos dirigimos nuevamente hacia las casetas de la feria a comer algo. Esta vez los platos se repartieron entre kebap y nuevamente cominda tailandesa.

Por la tarde, como seguía amenazando lluvia nos encaminamos hacia el museo de la Cruz Roja. De camino paramos a hacer una visita al jardín botánico. Pasamos por la plaza de las Naciones, y proseguimos hasta una campana japonesa muy bonita. Seguimos caminando, vimos una estatua de Gandhi, y llegamos al museo, sólo para descubrir que estaba cerrado hasta el 2013 por reformas.

Sin abatirnos bajamos otra vez a la plaza de las Naciones y cogimos el tranvía. Nos bajamos en la estación central y proseguimos caminando aprovechando que se estaba quedando buena tarde dando un paseo por la orilla izquierda del lago, dejando atrás las atracciones.

Se quedó muy buena tarde y al final del paseo pudimos disfrutar de unas vistas encantadoras de Ginebra.


Regresamos al hotel, recogimos las maletas y nos dirigimos al aeropuerto en el autobús 23. Cuando llegamos, y tras pasar el control de seguridad fuimos a las tiendas del aeropuerto a deshacernos de todas las monedas que nos quedaban y que luego no podríamos cambiar por euros.

Compramos más chocolate y algo que habíamos estado viendo todos los días pero que no habíamos comprado por el vuelo de vuelta... navajas suizas!!! Las venden!!! Y si el vuelo es directo no tienes ningún problema, las subes contigo... tantos controles de seguridad para nada!!! Compramos 2 grandes y 2 más pequeñas, vamos, un pequeño arsenal... menos mal que somos inofensivos.

El vuelo despegó con bastante puntualidad, y aterrizamos en Barajas más puntualmente todavía. Se había acabado otra aventura más, un país menos por visitar!!!

lunes, 13 de agosto de 2012

Dia 9, Ginebra

La verdad es que es un día sin mucho que contar. Amaneció lloviendo, por lo que no madrugamos ni nada parecido.

Nos dirigimos a Bel Air y durante el trayecto dejó de llover, aunque seguía cubierto pero con buenas expectativas.

Aprovechamos para sacar buenas fotos del chorro de agua (Jet d'Eau) con sol. Nos enteramos de la altura que puede alcanzar (hasta 140 metros) y de que inicialmente, antes de ser una atracción turística, era una forma de aliviar la presión en una central hidráulica en 1886 aunque no en esa localización, a la que fue trasladado en 1891.
El chorro

Cifras

Historia
Tras el chorro comenzamos un tour por la ciudad. Visitamos la parte alta, adornada con las banderas de Suiza y del Cantón de Ginebra, callejeando hasta la catedral de San Pedro. De la catedral bajamos hacia el puerto y nos deleitamos con los jardincillos.






Decidimos parar a comer. La mayoría elegimos un pollo asado con patatas en un puesto de Costa Rica, mientras que Mónica eligió comida tailandesa y cogió unos noodles. Nos sentamos todos en una de las mesas del paseo con vistas al lago.

Antes de comer Borja y Dani tuvieron que ir a sacar dinero de un cajero... Tardaron bastante y es que al parecer, en el país de los bancos, no tienen apenas cajeros!!!

Y para bajar la comida fuimos a comprar algunos souvenirs a una tienda cerca del paseo y aprovechar para llevarlos al hotel. De camino vimos el mausoleo de Charles d´Este-Guelph, duque de Brunswick, que a cambio de dejar una gran suma de dinero a la ciudad en la que murió, exigió la construcción de dicho mausoleo en un lugar eminente y digno de la ciudad. 

En el hotel descansamos un poco y nos cambiamos ya que aunque el día había amanecido cubierto y lloviendo, se había quedado muy buena tarde. Craso error...

Volvimos al centro y esta vez pusimos rumbo hacia el famoso barrio de los pitufos (Les Grottes). Vimos las curiosas viviendas, los jardines, los árboles con formas curiosas!!! No son peculiares por el colorido que tienen, sino también por las formas.




Del barrio de los pitufos fuimos hacia el parque de las Naciones, donde está la ITU-UIT, las Naciones Unidas,... Nos dimos unas carreras atravesando los chorros de agua de la fuente refrescándonos. Todo muy bonito y divertido.
La UIT-ITU





La fuente de la plaza de las Naciones

Y el cielo se empezó a cubrir...

Bajamos al paseo, esta vez a la otra orilla, y mientras estábamos dando una vuelta por los puestos (más dedicados a las atracciones) el cielo se puso negro y empezó a llover.

Al principio no fue mucho y nos refugiamos en un bar que giraba como un tiovivo. Más tarde el bar se convirtió en una isla en medio de una tempestad. La tormenta duró más de media hora. Finalmente escampó y aprovechamos para buscar un sitio donde cenar que estuviera cubierto. Encontramos un local alemán en el que pedimos todos unas hamburguesas con patatas, justo a tiempo porque nuevamente empezó a llover.

Regresamos al hotel y nos preparamos para la última noche en Ginebra y en Suiza.

Dia 8, Thun - Chamonix - Ginebra

El día amaneció algo más cubierto que los anteriores. Después de desayunar y recoger la casa para que Martin lo viera todo en orden, cargamos el equipaje en el coche y empezamos a pensar la mejor ruta para llegar a Chamonix.

Decidimos ir por autopista, por lo tanto la ruta a seguir era subir a Berna, bajar hasta Montreux, continuar hacia Martigny y de allí hasta Chamonix.

Nos pusimos manos a la obra. Tuvimos que hacer una parada a repostar en una gasolinera cerca de Martigny. Recargamos lo justo para llegar a Ginebra ya que teníamos la cláusula que nos permitía dejar el coche con el depósito pelao.

Una vez dejamos Martigny empezó la carretera de montaña. No es mala carretera siempre que se tenga un coche más o menos decente. Me sorprendió la cantidad de moteros que iban y venían. El caso es que tras llegar a la cima de Forclaz (Col de la Forclaz) la carretera picó hacia abajo hasta llegar a Francia. Pasamos la aduana sin problema ni detenernos y entramos en carreteras francesas, mucho menos cuidadas que las suizas.

Llegamos por fin a Chamonix. Aparcamos cerca de la entrada al teleférico y fuimos a sacar los billetes. Había dos tipos de entrada, la que sube hasta Aiguille du midi, y la que además de subir hasta Aiguille, lleva en otro teleférico hasta Helbronner para ver la parte italiana de los Alpes. Nosotros cogimos sólo la que sube hasta Aiguille du midi, y nos costó 45,60 € por persona.

En cuestión de 20 minutos entramos en un primer teleférico que sube hasta la mitad del camino. Las vistas impresionan, dejando el pueblo al pie de la montaña. En la parte intermedia hay cambio de teleférico. Este impresiona todavía más por la inclinación que tiene.
Vistas de Chamonix desde el teleférico

Vistas desde el teleférico hacia Aiguille du Midi

Y así, casi sin dar tiempo para pensar, se llega hasta Aiguille du midi, a 3777m. La parte de la cima tiene 2 alturas. La primera con una serie de terrazas y luego otra, a la que se sube en ascensor que cuesta 3€ por persona, y que está a 3842m.

Sacamos todo tipo de fotos y videos de las vistas desde todas las terrazas, y comimos al aire lo que habíamos traido de Suiza, embutido, queso y pan.





Estuvimos otro ratito más y decidimos bajar a Chamonix. Si tengo que comparar el Mont Blanc con el Jungfrau diré que es más barato y se accede mucho mejor, por lo menos mucho más rápido,  al Mont Blanc que al Jungfrau, pero que una vez arriba, el Mont Blanc no tiene tanto que ver como el Jungfrau, en el que puedes salir a la nieve sin problemas.

Desde Chamonix cogimos la autopista que lleva a Ginebra y tras atravesar dos peajes (3,9€ y 1,8€) en menos de 1 hora llegamos a nuestro destino.

Localizamos el hotel sin demasiados problemas. Estaba un poco retirado de lo que es el centro de Ginebra, pero estaba muy bien comunicado por tranvía, y como en Lausana, al hacer el check-in te dan la tarjeta de transporte con la que moverte gratis por el centro en todos los transportes públicos.

Después de dejar las maletas fuimos a dejar el coche al aeropuerto ya que ya no lo íbamos a usar. Del aeropuerto fuimos a la estación de Bel Air, el centro según nos había comentado el amable recepcionista que nos había atendido. Cogimos el bus número 10 y en algo más de 20 minutos llegamos sin problemas.

Tuvimos suerte porque ese sábado había un espectáculo de fuegos artificiales por la noche. Según nos comentaron era una versión reducida de lo que habría el sábado siguiente.

Después de andar un ratillo nos sentamos en una terraza-bar a tomar unas "frites" (patatas fritas), unos nachos, y algo de beber. La terraza tenía una buena localización, y podíamos ver el enorme chorro de agua que sale del Lago y que es uno de los emblemas de Ginebra. Al poco rato empezó a llover... y a llover bien!!! Por lo que pudimos comprobar durante nuestra estancia en Ginebra, es frecuente que el tiempo cambie y que pase de un sol radiante a un cielo cubierto y lluvia en cuestión de media hora. Afortunadamente teníamos una sombrilla...
Chorro de agua a presión de la ciudad de Ginebra

Cuando escampó decidimos continuar el paseo a la orilla del Lago Léman. Había muchos puestos de comida de todo tipo, kebap, comida italiana, tailandesa, alemana,... atracciones. Se notaba que estabamos en fiestas y que era sábado por la cantidad de gente que había.

Hicimos tiempo hasta las 22:30. Hora a la que empezaron los fuegos artificiales. Fueron bonitos, sobre todo por el entorno del lago, todo iluminado con los puestos, los barcos, los carteles de los edificios,...
Paseo iluminado

Paseo iluminado

Al acabar los fuegos nos dirigimos hacia el hotel a duras penas por la cantidad de gente que había en el paseo. Cuando llegamos nos duchamos y a descansar.

viernes, 10 de agosto de 2012

Dia 7, excursión a Friburgo y lago Thunersee

Ya descansados de la palicilla del día anterior (algunos dolores de cabeza debido a la altitud) decidimos tener un dia tranquilo. Así pues, como hacía buen día, cogimos el coche y nos fuimos por la autopista hacia Friburgo.

Apenas está a 1h de camino, así que no nos cansamos. Aparcamos el coche y pusimos el ticket hasta las 14:15.

La primera parada fue la oficina de turismo donde un hombre muy amable y muy entusiasta nos diseñó un recorrido para unas 2h visitando las cosas más turísticas.

El recorrido empezó en la catedral, más sobria que la de Berna pero no menos bonita.
Vista de la Torre de la Catedral de Friburgo

Órgano de la Catedral de Friburgo

Continuamos hacia los tradicionales puentes de madera desde los que se tienen muy buenas vistas.
El llamado Puente de Berna de Friburgo
Vista desde otro puente. El de Berna se ve abajo

Seguimos viendo edificios curiosos como una prisión, el convento de los agustinos,... hasta regresar al punto inicial.
Vista de Friburgo

Allí tomamos por una de las calles comerciales y vimos multitud de sitios para comer. Cada grupillo eligió uno y quedamos a la hora en la que cumplía el ticket del parking.

Salimos de Friburgo rumbo a casa. Descansamos un rato y fuimos a buscar un sitio donde bañarnos en el Lago Thunersee. Después de probar suerte en Spiez, que supusimos que al ser grande, tendría alguna zona bien indicada, como no la encontramos (encontramos una de pago), fuimos hacia lo seguro.

Volvimos a Thun, previa parada en un Coop a comprar, para dirigirnos a Interlaken por la sea strasse (carretera de la orilla del lago), y nos paramos en la primera zona que habíamos visto días anteriores, habilitada para el baño. Allí decidimos retar al agua fría y nos bañamos junto a los patos. Estuvimos jugando a las cartas un buen rato hasta que el hambre pudo con nosotros.
Lago Thunersee

Compañeros de baño

Lago Thunersee

En ese momento decidimos regresar a casa, preparar una última cena casera a base de salchichas y raclette e irnos a la cama para así estar descansados para el viaje más largo que nos faltaba, el de Chamonix Mont Blanc!

Dia 6, excursión al Jungfrau

Buen día para la excusión. Amanece despejado y aparentemente la tormenta no iba a volver.

Tras un rápido desayuno partimos hacia Interlaken a coger en Interlaken Ost el tren hacia Lauterbrunnen. Cuando llegamos nos despedimos de Borja y Dani que preferían ir a hacer alguna rutilla por su cuenta y nos montamos en el primer tren.

Decidimos hacer la ida de la excursión vía Lauterbrunnen porque así aprovechábamos y parábamos a visitar las cataratas de Trümmelbach que están cerca del pueblo.

Cuando llegamos a Lauterbrunnen tras apenas 20 minutos nos apeamos (era fin de linea) y emprendimos camino hacia las cataratas. Eran unos 45 minutos de ida, y otros 45 de vuelta, aunque también hay un autobús que los recorre. Durante el camino vimos la catarata que está en el pueblo a plena vista y que es espectacular por la caida que tiene.
Lauterbrunnen pueblo


Cascada de Lauterbrunnen


Vista desde el camino

Las cataratas de Trümmelbach cuestan 11 CHF pero merecen la pena. Es una visita no muy larga y muy bonita. Está muy bien acondicionado. Nada más entrar un ascensor te sube en 60 segundos a la parte intermedia de las cataratas. De ahí se sube andando por escaleras parando en miradores a ver la caida del agua en diferentes zonas. Todo está perfectamente iluminado y las fotografías son muy bonitas. Tras la subida... bajada, esta vez a pie a seguir viendo como el agua cae con una fuerza brutal. 
Cascadas Trümmelbach

Cascadas Trümmelbach

Cascadas Trümmelbach


Cascadas Trümmelbach

Cascadas Trümmelbach

Dejamos las cataratas y regresamos a Lauterbrunnen. Paramos en el coop del pueblo a comprar la comida para la cima del Jungfrau, y sin perder más tiempo nos montamos en el segundo tren cuyo destino era Wengen.

En Wengen otro tren hasta Kleine Scheidegg. Esta estación es en la que confluyen las dos posibles rutas, la de Lauterbrunnen y la de Grindelwald, para a partir de aquí, realizar el tramo final hasta la estación de tren más alta de Europa, Jungfraujoch a 3454m. En total, sin parada intermedia la subida dura unas 2 horas.
Camino a Kleine Scheidegg

Camino a Kleine Scheidegg


Camino a Kleine Scheidegg

Una vez en Jungfraujoch sólo hay que seguir el "Tour" que va llevando por todas las atracciones del centro. Se ve el museo de hielo, se puede hacer la ruta hasta el refugio de montaña a través de la nieve, se sube a las plataformas donde se divisa todo el glaciar que se abre entre los 3 picos, el Eiger, el Jungfrau y el Mönch, la llamada Plaza de la Concordia.
Vista desde Jungfraujoch 3454m.

Vista desde Jungfraujoch 3454m.


Vista desde Jungfraujoch 3454m.

Vista desde Jungfraujoch de la lengua del glaciar


Camino al refugio atravesando la nieve

Museo de hielo

Museo de hielo

Desde una plataforma

Nosotros aprovechamos para caminar hacia el refugio en lugar de probar suerte con los trineos o la tirolina, atracciones que están disponibles en la estación. Nos quedamos en Jungfraujoch hasta el último tren disfrutando de las vistas y del panorama de alta montaña.

La bajada esta vez la hicimos desde Jungfraujoch hasta Kleine Scheidegg y de ahí hasta Grindelwald. Casi nos equivocamos y nos bajamos una parada antes de Grindelwald pero afortunadamente nos dimos cuenta a tiempo y nos quedamos en el tren.

El descenso completo hasta Interlaken Ost nos llevó más de 2 horas. Cuando llegamos Dani y Borja nos estaban esperando. Esta vez llevó el coche Borja y no hicimos caso del Sygic que nos volvia a llevar por el camino de la noche anterior. Llegamos a casa sin incidentes y disfrutamos de una cena casera a base de Raclette!!!!